Este monstruo moderno, surgido de las más espantosas pesadillas del hombre, es quizá el único villano, además de Hitler, que cuenta con multitud de club de fans repartidos por el mundo entero. O es que no les da miedo o es que le admiran; pensemos en lo segundo.
Como con otros tantos fenómenos populares, los críticos han vapuleado sistemáticamente las películas de Freddy Krueger, acusándolas de sangrientas, de poco imaginativas (¡) y consideran a sus fieles aficionados como una secta hambrienta de violencia gratuita. Pues a pesar de ello, el asesino de los sueños participó en cinco películas, murió en la sexta y fue resucitado en una nueva pesadilla, en esta ocasión de nuevo de la mano de Wes Craven. También tuvo una larguísima serie de televisión que duró dos años titulada "Las pesadillas de Freddy", en la cual apenas si salía el temible personaje limitándose a presentarnos cada capítulo. Como recordatorio, su famosa garra circuló (y aún circula) por todas las jugueterías y tiendas gore.
Asesino sin piedad, rápido, sádico y muy creativo en su crueldad, no perdona ni siquiera a las guapas mujeres desnudas que se le ofrecen e incluso le gusta meterse con ellas en la bañera, disfrutando sobremanera diciendo palabras soeces a monjas y niñas.
No respeta a Dios alguno, no cree en el diablo, su venganza no tiene límites en el tiempo y ni siquiera tiembla con los ajos, la luz, ni el crucifijo. Drácula a su lado es ciertamente más vulnerable y mucho más seductor.
Por lo que sabemos nació el 2 de Noviembre de 1984 en Sprigwood (Ohio) producto de la violación de su madre por un sádico, acto mucho más condenable si tenemos en cuenta que era monja y su violador uno de los pacientes del psiquiátrico que ella cuidaba con tanto amor.
Con el tiempo se hizo mayor, no solamente en edad como es lógico, sino en rencor, agudizado por el hecho de trabajar como conserje en un colegio en donde veía diariamente cómo todos los niños tenían su familia y él estaba sólo. Su odio hacia esas criaturas tan felices le llevó a raptarlas y matarlas, hasta que al fin fue capturado por la gente de Elm Street, los cuales se tomaron la justicia por su mano y le tiraron vivo a una caldera de carbón ardiente. Pero puesto que era el mismísimo demonio, el calor le debió sentar fenómeno y revivió como sólo un engendro puede hacerlo: en las pesadillas.
Para aterrorizar no utiliza nada más que el sadismo y unas tenebrosas garras metálicas que hace rechinar por donde camina. Con su sombrero negro de jardinero, su pantalón arrugado, un jersey rojo cruzado con rayas negras y una cara surcada de cicatrices, ha conseguido sobrevivir a cuantos críticos de cine le maldijeron y hoy podemos considerar que se ha hecho acreedor a la simpatía de miles de jóvenes. La fealdad triunfa.
El director WES CRAVEN
Wes Craven nació el 2 de agosto de 1949 en Cleveland (Ohio) de padres muy rígidos en sus principios morales, como corresponde a los seguidores de la religión bautista. No obstante, Wes fue expulsado del colegio religioso en el cual estudiaba a causa de su concepción liberal de las religiones.
Afectado a los 17 años de una enfermedad que le paralizó durante tres días y que le mantuvo al borde de la muerte, le sirvió como amarga experiencia y le dio al mismo tiempo un análisis muy concreto sobre la vida y la muerte. También le agudizó el gran sentido del humor que ya tenía, un poco negro, eso sí.
Fue al cine por primera vez justo en el momento en que se incorporó a la Universidad y desde ese día decidió que lo suyo era el cine, aunque antes tuvo tiempo de ser guitarrista, licenciarse en Filosofía y Letras y enseñar Ciencias Humanistas.
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