Nacido el 23 de febrero de 1904 en Maida Vale (Londres), es educado a raíz de la muerte de su padre por sus abuelos quienes le inculcan unos principios morales muy severos, los cuales le impulsan a incorporarse a la marina cuando todavía no cumplía los 16 años, quizás con el deseo de salir de la rutina. Gracias a ello viaja por todo el mundo y llega a ser contramaestre, aunque deja esa actividad para emplearse como dependiente de una tienda de tejidos.
En 1933 entra como técnico cinematográfico en los estudios Shepherd Bush, ejerciendo como montador hasta 1947, fecha en la que asiste a un cursillo de realización con la productora Rank, consiguiendo dirigir su primera obra, "Colonel Bogey", un corto que le dió cierto prestigio. Después, en 1948, consigue realizar su primer largometraje, "Portrait from life", en el cual trabajaba Mai Zetterling, y posteriormente llega a dirigir a actores de la talla de Dick Bogarde y Jean Simmons.
Y así llegamos hasta 1952 año en el cual ya es contratado por la Hammer, empezando con "Chantaje criminal" (1952) y Spaceways (1953), un film de ciencia?ficción basado en un serial radiofónico. Pero no sería hasta el año 1957 en que le llegaría su verdadera oportunidad en el cine, cuando le proponen rodar la nueva versión de Frankenstein, aunque no le permitieron elegir el argumento. Aún así, logró influir en el resultado final y dio a su película una serie de detalles que habían sido olvidados en las versiones de la Universal. Sus personajes ya no eran simples seres atormentados por el destino sino que podían hacer daño, no tener ética moral y hasta vivir intensas pasiones eróticas. Olvidando el romanticismo obligado de los anteriores filmes, Fisher muestra el sexo provocador de las actrices, al mismo tiempo que los actores se muestran sedientos del placer que les ofrecen. La violencia es mostrada con menos moraleja que antes y alcanza unos niveles desconocidos entonces.
Utilizando decorados barrocos, pocas luces y muchas tinieblas, cuando incorpora el color a sus películas el ambiente lúgubre sigue vigente y solamente el rojo de la sangre nos recuerda que existe el color.
Retirado del mundo cinematográfico justo en el declive de la Hammer, Terence Fisher murió olvidado por todos el 18 de Junio de 1980 en Twickenham y la prensa especializada apenas le recordó entonces como un buen especialista del cine de suspense. Afortunadamente, en los años 90 y gracias a las nuevas revisiones de los mitos del terror, sus películas fueron ya consideradas como obras maestras, editadas en vídeo y repuestas en televisión, aunque en horario de madrugada. Algo es algo.
Su última película fue "Frankenstein and the Monster from Hell" en 1973.

Nacido en Kenley, Surrey (Inglaterra) en 1913, sintió desde muy niño una gran pasión por el teatro, lo que le llevaría a abandonar la casa paterna cuando apenas tenía 20 años para irse a los Estados Unidos. En 1939 interpreta ya su primera película "The man of the Iron Mask" (La máscara de hierro), a la que siguieron "Hamlet" (1947) y "Moulin Rouge" (1953), regresando al año siguiente a Inglaterra para trabajar en el "Entertainments National Service Association", así como en la compañía de teatro Old Vic y en la televisión, lo que le haría ganar varios Emmys.
No sería sin embargo hasta el año 1957 cuando salta a la fama mundial interpretando el papel de Víctor Frankenstein en el film "The curse of Frankenstein", el de Van Helsing en "Drácula" (1958) y el del detective Sherlock Holmes en "El perro de Baskerville" en 1959.
Dotado de una elegancia al estilo más tradicional de un Lord inglés y con unos ademanes tan refinados y exquisitos que hacía parecer vulgares a su lado al resto de los actores, Cushing fue el último caballero del cine, del mismo modo que antes lo fueron David Niven y Clifton Webb. Sin embargo y a diferencia de estos, Cushing fue capaz de inspirar respeto, en ocasiones miedo, entre el público y su imagen menuda no supuso nunca un inconveniente para imponer su presencia.
Viril sin caer en el machismo, ágil y rápido como pocos aunque nunca fue un deportista y con una forma de mirar que nadie fue capaz de imitar, esta leyenda del cine fue rescatada de la ignorancia de los críticos en la película "La guerra de las galaxias" y desde ese momento todo el mundo se dio cuenta que habían encasillado como actor de películas de serie B a un mito viviente.
Retirado poco a poco del cine y haciendo un discreto papel en 1988 en "Biggles, el viajero del tiempo", estupenda película que apenas alcanzó popularidad, se dedicó a esperar pacientemente la muerte (acaecida en 1995) con una sonrisa, ya que era un convencido creyente de la otra vida y así sería la única manera de poder ver de nuevo a su fallecida esposa y a su amigo Terence Fisher.